El pasado mes de marzo saltó un bombazo en el sector de las telecomunicaciones español: Orange y MásMóvil iniciaban conversaciones para fusionar sus negocios en España. Toda una sorpresa después de que al grupo amarillo se le llevara relacionando desde hace meses con Vodafone, que se ha quedado sin novio.

Cuatro meses después el acuerdo para que Orange y MásMóvil se fusionen ya está firmado y más allá del tamaño de la nueva empresa y números económicos nosotros nos preguntamos, ¿qué beneficios y peligros aporta esta fusión a los usuarios?

A menos compañías, ¿menos competencia?

Lo primero que se nos puede venir a la cabeza cuando dos compañías se fusionan es que habrá menos marcas y por tanto, menos competencia. De hecho, una de las primeras consecuencias que nos esperamos de la fusión de Orange y MásMóvil es la desaparición de unas cuantas marcas, sobre todo por las numerosas insignias que hay dentro del Grupo MásMóvil actualmente.

Orange ya hizo su limpieza, con el adiós de Amena y República Móvil, por lo que serán marcas de MásMóvil, como Lebara, Llamaya, Guuk u Ocean’s las primeras candidatas a desaparecer. No serían bajas muy sonadas ni que repercutan con creces sobre la competencia, que sí se podría ver afectada en el momento que toque recortar entre las marcas conocidas, porque no para viable que a largo plazo sobrevivan todas.

La situación es muy distintas a cuando desaparecieron ONO y Jazztel, porque por entonces no había muchas alternativas para contratar packs de fibra y móvil

Más allá de la competencia interna, el verdadero problema ya lo sufrimos hace años, cuando ONO y Jazztel dejaron de ser compañías independientes al ser adquiridas por Vodafone y ONO respectivamente. Fue entonces cuando las grandes compañías se permitieron empezar a subir sus precios, sin haber muchas alternativas hasta que MásMóvil se empezó a hacer grande y poder competir en packs de fibra y móvil.

Eso sí, por suerte la situación no es la misma que entonces, porque ahora son numerosas las compañías virtuales que ofrecen packs de fibra y móvil. Finetwork y Digi, entre otras, pueden hacer de contrapeso de esa posibles reducción de la competencia como consecuencia de la fusión, y los grandes no podrán subir precios tan alegremente, a no ser que quieran que sus rivales de menor tamaño se hagan más grandes.

¿Y los clientes de las compañías fusionadas?

Punto aparte merece un breve análisis de qué pueden esperar los clientes de las compañías fusionadas. Lo esperable son beneficios como la llegada del 5G a distintas marcas o un más fácil acceso a una ampliada oferta de televisión, pero no nos podemos olvidar que las grandes empresas juegan a reservar ciertos beneficios sólo para los clientes de sus marcas principales. Así por ejemplo, el fútbol no está presente en Jazztel TV ni el 5G ha llegado a Simyo, así que es improbable que el fútbol llegue a Yoigo.

Habrá baile de clientes entre marcas desde el mismo grupo, que podrán sacar algún beneficio de ese salto

Otra cosa es qué ocurrirá con los clientes de las marcas que, como consecuencia de la fusión, digan adiós. Aunque para esto hay una respuesta reciente, ya que cuando República Móvil desapareció sus clientes fueron migrados a Simyo sin cambios de cobertura ni de equipamiento, manteniendo tarifas muy similares e incluso con nuevas ventajas.

El principal beneficio que esperamos: más inversión en 5G y fibra

Hablemos ahora de beneficios para los usuarios. El más directo, que quizás no valoramos mucho de entrada, es que siendo el nuevo operador un gigante, incluso más grande que Telefónica por número de clientes, su capacidad para invertir será mucho más grande. Y esa capacidad ampliada llega en un momento, en el que el despliegue del 5G tiene que coger vuelo.

Con la banda ideal para el 5G ya disponible, los 700 MHz en los que Orange tiene hueco pero el Grupo MásMóvil no, el nuevo operador podrá meter el turbo a su despliegue y darle más ritmo que sus rivales directos. Eso sin olvidarnos de la fibra, ya ampliamente presente en nuestro país, pero que todavía está ausente en numerosos pueblos pequeños, y en los que esperamos que la nueva empresa invierta.

El beneficio a medio plazo: un nuevo gran operador

Damos por hecho ya que Orange y el Grupo MásMóvil se van a fusionar, pero este acuerdo entre empresas tiene que ser validado por las autoridades, que no se lo pondrán tan fácil teniendo en cuenta el tamaño de la nueva empresa, que superará en muchos parámetros a Telefónica, el histórico primer operador en España.

El «no se lo pondrán fácil» se traducirá probablemente en que tendrán que ceder la red de fibra que se solape entre ambas empresas fusionadas, que no será mucha porque desde hace años han hecho despliegues conjuntos, y redes móviles. Todo eso irá a parar a manos de un tercer operador, que podrá mejorar su oferta gracias a estas «sobras» y así intentar cubrir ese hueco de competencia que deja la fusión.

En las redes móviles y de fibra de las empresas fusionadas hay solapamientos, que irán a parar a precio de saldo a un tercer operador

Esto mismo es lo que ocurrió al comprar Orange Jazztel, que tuvo que deshacerse de parte de su red de fibra y todo su ADSL, que recalaron en MásMóvil cuando todavía era un pequeño virtual, pasando en cuestión de años a cuarto operador e incluso a tener una valoración superior a la Orange en la fusión entre ambos.

Conclusión: peligro a corto plazo, ventajas después

Por tanto, en el plazo más inmediato lo que podemos esperar los usuarios es una reducción de la competencia, tanto interna porque sobran marcas, como entre los grandes operadores, que se verá compensada por un mejor y más rápido despliegue de 5G. En un plazo más largo veremos como un operador de tamaño mediano, y todas las papeletas las tienen Digi y Finetwork aunque Avatel podría estar ahí, toma el relevo a MásMóvil como principal instigador de la guerra de precios.

Mikel Cid

Lo de las tarifas es lo mío, me paso el día rastreando las páginas de los operadores en busca de novedades que aquí publico. Antes de crear esta web escribí sobre tarifas y móviles en Xataka Móvil durante seis años y otros dos años en El Confidencial.